Los lodos tóxicos de Aznalcóllar y el desarrollo sostenible de Doñana
Resumen
La reciente catástrofe ecológica de Doñana ha ofrecido la más triste y contundente de las demostraciones imaginables acerca de la irresponsabilidad de gestión y la deliberada política de ocultación y falseamiento de la realidad que caracterizan en la actualidad a la política ambiental española y europea.
En Doñana ha quedado bien patente que las instituciones y las administraciones públicas españolas y europeas contemplan actualmente la cuestión ambiental ante todo como un problema de imagen y opinión pública, y que, al margen de las declaraciones políticas realizadas en cada momento y lugar, siguen mostrando la misma indiferencia hacia las repercusiones de las actividades económicas sobre el medio ambiente que la que han venido mostrando sus antecesoras desde hace varias décadas, antes, durante y después de que los problemas ecológicos fuesen entrando en la agenda de la política cotidiana, hasta llegar a ocupar un lugar propio en los medios de comunicación.
Como se verá a continuación, todas las instituciones implicadas de un modo u otro en la gestión y conservación de Doñana conocían sobradamente, desde hace décadas, el riesgo que suponía la presencia de un enorme y creciente depósito de residuos tóxicos aguas arriba del parque. Sin embargo, no sólo no hicieron nada por prevenir o denunciar esta situación, sino que intentaron por todos los medios evitar su conocimiento público, ocultando la información de que disponían, y neutralizando o bloqueando las denuncias reiteradamente presentadas por las organizaciones ecologistas.