Editorial

Resumen

Este año se celebra el cuarenta aniversario de la inauguración de la gran presa de Asuán en Egipto, probablemente la obra más faraónica del país de los faraones. El proyecto que iba a sacar a Egipto del subdesarrollo fue un fracaso desde el principio. Pretendía regular las crecidas periódicas del río y lo logró, pero a costa de acabar con un sistema agrícola de gran éxito durante milenios al eliminar el fértil limo que dichas crecidas depositaban en las riberas del Nilo; ese mismo limo --que también alimentaba un rico ecosistema acuático en el delta que daba de comer a numerosas comunidades de pescadores-- supuso un auténtico problema para la generación eléctrica, que nunca ha llegado a los niveles previstos inicialmente. Los técnicos descubrieron demasiado tarde que el Nilo llevaba algo más que agua. A día de hoy, han desaparecido los pescadores del delta del Nilo y los agricultores de todo el valle dependen de las bombas para regar y de los abonos industriales para mantener, a duras penas y con altos costos, la producción de antaño.