Editorial
Resumen
La nuestra es una sociedad optimista, una sociedad que cree firmemente, al menos oficialmente, que hoy vivimos mejor que ayer y que mañana, necesariamente, viviremos mejor que hoy. De poco sirven los hechos, que desmienten tozudamente, o al menos ponen en seria cuestión, esta tesis. Esta fe, a pesar de su aparente firmeza, es muy reciente, se puede seguir su génesis a partir del siglo XVII, aunque sólo desde el siglo XIX, hace algo menos de 200 años, se ha impuesto en occidente (Bury, 1920). De hecho, la creencia más extendida, en todas las épocas y culturas, ha sido la contraria: el mundo vive un declive constante que afecta irremisiblemente a la humanidad (y un mínimo análisis termodinámico de la evolución de la humanidad parece confirmarlo).
Cuando la ciencia contradice la fe es necesario tomar medidas: por ejemplo, quemar herejes. Sin embargo, en el Boletín CF+S preferimos soluciones más académicas: estudiemos el fenómeno... ¿qué supone la creencia en el progreso en nuestra sociedad contemporánea? La versión oficial la conocemos, en este número, pues, mostramos otros aspectos más oscuros de esta fe.