A2 Realidad y mito de una voz no humana
Resumen
El paisaje es piel: una cierta transformación del mundo en piel. Esta percepción de la naturaleza sentida como una piel —a veces como la piel de uno mismo, otras como la piel añorada o deseada— llegó a su paroxismo a finales del s. XIX.
Ciertamente todo el paisajismo, pero especialmente el de aquel momento, explora una zona erógena entre la humanidad y el mundo, un esplendor cromático por el que el mundo, al aprehenderlo con los ojos, se nos ofrece o simula que se nos ofrece. La similitud es tal que, muy a menudo, el paisaje es el ser humano de los elementos: se hacen humanos, o casi, los elementos.