Indicadores ambientales en la Estrategia Territorial Europea

Arturo Colina, Jorge Marquínez, Pilar García

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Resumen


Índice
  1. La estrategia territorial europea.
  2. El criterio ambiental para una adecuada diferenciación territorial de europa.
  3. Propuesta de indicadores ambientales para la diferencia espacial.
  4. Conclusiones.
  5. Fuentes y bibliografía.
  6. Anexo. Lista de indicadores ambientales primarios.

Resumen

En las últimas décadas han sido muchos los ámbitos (economía, sociedad, cultura, agricultura, desarrollo, medio ambiente, evaluación de la calidad) en los que se utilizan indicadores para aportar parámetros fiables que faciliten la evaluación de procesos y fenómenos y la toma de decisiones.

La proliferación de indicadores surge como respuesta ante la necesidad de simplificar el gran volumen de información científica o técnica que existe sobre los diversos temas. Se convierten así en un instrumento de comunicación entre científicos o técnicos y gestores, planificadores, políticos o sociedad. En la mayor parte de las ocasiones se trata de un intento de simplificar realidades muy complejas como la económica, ambiental o territorial, en las que intervienen numerosos agentes y se desarrollan múltiples procesos de forma simultánea.

Así pues, un sistema de indicadores eficaz deberá observar un fenómeno en un momento determinado, ofreciendo información sobre él mucho más accesible que la que procede de los niveles científico o técnico. Pero también debe permitir el seguimiento de los procesos o fenómenos que analiza. Por ello, uno de los requisitos más importantes de los indicadores incluidos en un sistema es que sean reproducibles, lo que posibilitará la evaluación temporal de fenómenos y procesos a través del análisis de un reducido conjunto de parámetros que se consideran definitorios de los mismos.

Los indicadores no son sustitutos de las fuentes de datos tradicionales, sino un desarrollo y una aplicación de las mismas. Lo que sí permiten es utilizar las fuentes de datos para aplicaciones específicas, a veces bastante alejadas de los fines para los que se tomaron. Para la construcción de un sistema de indicadores fiable, resulta imprescindible disponer de buenas fuentes de datos e inventarios, y es en este punto donde mayores dificultades aparecen.

A la hora de diseñar un sistema de indicadores para aplicaciones territoriales se requieren datos tanto alfanuméricos como espaciales o cartográficos, homogéneos y comparables para todo el ámbito espacial de referencia. Como se puede imaginar, la complicación se incrementa tanto más cuanto mayor y más diverso es este ámbito territorial. Pero además surge aquí el problema de la unidad territorial de referencia, la resolución del sistema de indicadores territoriales. Dependiendo de la unidad espacial seleccionada, podremos manifestar diferencias en unos procesos o no. Si abordamos el análisis tomando como referencia unidades territoriales administrativas de cierta extensión (Estados, Comunidades Autónomas o NUTS 2, siguiendo la nomenclatura europea), indudablemente obtendremos resultados estadísticos, pero difícilmente podremos derivar de ellos conclusiones territoriales válidas. Por el contrario, a medida que incrementamos la resolución de análisis, las fuentes de datos son cada vez más escasas y de más difícil acceso y elaboración.

Por último, es necesario hacer una breve mención a los Sistemas de Información Geográfica (SIG) como herramientas indispensables en este trabajo, en los que se operan con múltiples variables, para las que es necesario la representación espacial. Sin los SIG resultaría casi imposible enfrentarse al reto que supone la integración de muy diferentes bases de datos y la búsqueda de modelos de representación gráfica que ilustren adecuadamente las opciones y propuestas resultantes.


Abstract

Over recent decades, indicators which bring forth reliable parameters that facilitate the evaluation of processes and phenomena and decision making have been used within many sectors--economic, social, cultural, agricultural, developmental, environmental and quality control. The proliferation of indicators comes about as a response to the need to simplify the great volume of scientific or technical information that exists on the different subjects. This makes it a tool for communication between scientists or technicians and administrators, planners, politicians, or society. On most occasions, it has to do with an attempt to simplify very complex realities such as environmental or territorial economics where several agents are involved and multiple processes are being developed simultaneously.

An efficient system of indicators, therefore, must observe a phenomenon at a given moment and offer information on it that is much more accessible than that which comes from scientific or technical levels. But it must allow the continuation of the processes or phenomena that it analyzes as well. This is why one of the most important requirements of the indicators included in a system is that it be reproducible which makes the temporal evaluation of processes and phenomena possible through the analysis of a reduced collection of parameters that are considered to be definitive of them.

The indicators are not substitutes for the traditional data resources but a development and amplification of them. What they do allow is the use of the data resources for specific applications which are sometimes rather far-removed from the purposes for which they were taken.

Access to good data resources and inventories is essential to the construction of a reliable system of indicators and it is at this point where the majority of the problems arise.

When it comes time to design a system of indicators for territorial applications, alphanumerical and spatial or cartographic data alike are required that are homogenous and comparable for the entire spatial reference sector. Understandably, complications increase with the size and diversity of the territorial environment. Here, the problem of the territorial unit of reference and the resolution of the system of territorial indicators arises as well. Depending on the spatial unit selected, we may or may not show differences in some processes. If we tackle the subject of analysis by taking administrative territorial units of a certain extension as a reference (states, communities, autonomous communities, or, to use the European nomenclature, NUTS 2), there would be no doubt that we could obtain statistical results but could derive valid territorial conclusions from them only with great difficulty. On the other hand, the more we increase the analysis resolution, the data resources are more and more scarce and difficult to access and elaborate.

Lastly, it is necessary to make a brief mention of the Geographical Information Systems (GIS) as indispensable tools for this work in which multiple variables occur making spatial representation necessary. Without the GIS, it would be almost impossible to face the challenge involved in the integration of very different data bases and the search for graphic representations of models that adequately illustrate the resultant options and proposals.


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