Un asunto inacabado: la ordenación territorial europea en el primer decenio del siglo XXI

Andreas Faludi

Texto completo:

PDF

Resumen


Índice
  1. El éxito de la ETE.
  2. Fracturas en la arquitectura institucional.
  3. Romper el punto muerto.
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía.

Resumen

La Estrategia Territorial Europea (ETE) adoptada en 1999 ha sido un éxito. Su programa de 12 acciones orientado a obtener un sistema de ciudades policéntrico se está aplicando ampliamente, incluso fuera de los Estados miembros. Interreg está atrayendo nuevos actores a su órbita. La Comisión Europea se refiere a ella más frecuentemente de lo que cabía esperar. Además, está en marcha un proceso de creación de indicadores de cohesión territorial.

Sin embargo, el proceso depende de encuentros informales de ministros y de que haga el trabajo un Comité sobre Desarrollo Territorial igualmente informal. La Comisión ha anulado este proceso ya que los Estados miembros han guardado las distancias con él. En efecto, algunos de ellos tienen recelo en cuanto se trata de compartir con Bruselas competencias de ordenación territorial. Por otra parte, se enfrentan distintas concepciones de lo que debe ser la ordenación territorial. Estas fracturas amenazan el futuro de la ETE. No obstante, sigue siendo indispensable la cooperación intergubernamental. Lo que se necesita para llevar adelante la ordenación territorial europea en el primer decenio del siglo XXI es un acuerdo global que sea atractivo para los Estados miembros que trabajaron sobre la ETE con tanto entusiasmo.

Este artículo aporta una propuesta de solución conjunta para salir del actual punto muerto. El acuerdo que solucione el problema debe basarse sobre Interreg, en particular sobre las distintas visiones territoriales, y arropar la infraestructura institucional que surge en este contexto. Por último, pero igualmente importante, el papel de la Comunidad necesita ser legitimado. Si no, la ordenación territorial no florecerá en el sistema multidimensional europeo de gobernanza.


Abstract

The European Spatial Development Perspective (ESDP) adopted in 1999 has been a great success. Its 12 actions programme oriented to a polycentrical citysystem is widely applied, even in non member states. Interreg brings new actors into its orbit.The European Commission refers to it more frequently than could have been expected.Territorial cohesion indicators are been created.

However, the process relied on informal meetings of ministers and an equally informal Committee on Spatial Development doing the work.Having been kept at arm's length by member states, the Commission has written this process off. Indeed, some member states act reluctantly when it comes to sharing with Brussels spatial planning competences. Moreover, different conceptions of what spatial planning should be are in confrontation. These fractures threaten ESDP's future.

Intergovernmental co-operation is indispensable, nevertheless.What is needed to advance European spatial planning in the 2000s is a package deal, attractive to the member states that have worked so enthusiastically on the ESDP.

This present article proposes its own joint solution to the present dead point.The deal that would solve the problem must build on Interreg, in particular the various spatial visions, and envelop the institutional infrastructure emerging in this context. Last but not least, the Community role needs to be legitimised. Otherwise, spatial planning will not flourish in the European multilevel system of governance.


Enlaces refback

  • No hay ningún enlace refback.


Copyright (c) 2017 Urban

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.