Cartoneros y casas tomadas en el área metropolitana de Buenos Aires

Alfonso Sánchez Uzábal

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Resumen


Desde el momento en que Juan de Garay puso los pies a finales de siglo XVI en lo que sería Buenos Aires, el territorio se llenó de basura; enseguida se convirtió en un problema higiénico y estético. No se tomará conciencia de este problema hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se empieza a ver la basura como un agente contaminante y tras unas cuantas plagas y epidemias. Entonces, tras la aparición de Buenos Aires como municipio, se lanzan tímidas medidas higienistas y se mejora la recogida de residuos, que ya estaba asignada a una empresa privada. En esta época los residuos se queman o se amontonan en el Vaciadero Municipal que estaba situado lejos del centro de la ciudad; en torno a él se va configurando un barrio marginal donde nace una comunidad que vive de lo que selecciona entre los desperdicios; es el comienzo de lo que en Argentina se denomina `cirujeo'. La zona empieza a ser un hervidero de actividad que no se limita a los habitantes de los barrios marginales; se lleva al ganado a que se alimente de la basura, aparecen los `tacheros' que se dedican a recolectar ollas, sartenes y otros utensilios para repararlos y venderlos. Así se crean varios mercados en torno a lo que desecha la ciudad ya en el siglo XIX.

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