El arte de habitar. Una experiencia sobre vivienda y medio ambiente urbano

José Luis Fernández Casadevante, Alfredo Ramos

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Resumen


Asistimos desde hace varias décadas a un proceso creciente a escala planetaria de concentración de la población en las grandes ciudades, según datos de la ONU actualmente la mitad de la población mundial se ubica en ciudades y metrópolis, siendo previsible llegar a los dos tercios en el 2050. El mundo rural se abandona y sus cosmovisiones decaen paulatinamente en medio de unos tremendos desequilibrios territoriales, los más agudos de la Unión Europea se registran en el caso español, provocando que, como dice J. M. Naredo, zonas de Teruel o Guadalajara tengan una densidad poblacional similares a las del desierto lapón.

Un mundo que se urbaniza, creciendo imparable, tanto en la extensión de superficie dedicada a tales efectos, como en la intensidad subjetiva de los imaginarios urbanos. Un proceso de atracción a corto plazo irreversible, que nos obliga a repensar estrategias inmediatas que intervengan introduciendo criterios de sostenibilidad en términos ecológicos, culturales y económicos en el seno de las dinámicas metropolitanas.

Una metrópoli que actualmente como estructura formal contiene en su interior tres dimensiones. Una primera que podríamos llamar la ciudad histórica o monumental, que actúa como centro de referencia, es el emblema identificable que dota de sentido y singulariza. Además incluye la llamada ciudad moderna, con sus ensanches, y divisiones funcionales (la definición de zonas industriales y la creación de los barrios obreros). Y por último lo que podemos denominar actualmente área metropolitana, un modelo urbano en expansión, llegando incluso a ser áreas plurimunicipales, con una amplia diversidad de centralidades, profundizando en la especialización por zonas de la ciudad, aunando la máxima articulación y conectividad, con la fragmentación y la segregación espacial.


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