Naturaleza urbana

José Fariña Tojo

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Resumen


En el año 1952 en un libro titulado Destrucción y protección de la naturaleza (que creo no está traducido al castellano) Roger Heim titula su primer capítulo "El hombre contra la naturaleza. Primeros combates, primeras victorias". Y es que éste ha sido, casi desde el mismo instante en que la Humanidad se convierte en tal, nuestro objetivo: luchar contra la naturaleza; trascender sus leyes, descubrirlas y usarlas en nuestro provecho.

Así fue como se inventó la ciudad, como un lugar donde defendernos: de los demás pero también de lo desconocido: de los animales, de las inclemencias del tiempo y de los desastres que no éramos capaces de controlar. Hasta la más humilde de las ciudades tenía unos límites definidos y algún sistema de control o de filtro. Todo fue bien al principio, parecía que el sistema funcionaba: la humanidad, encerrada en lugares muy concretos y específicos del territorio, casi enquistada como las esporas en hibernación, esperaba.

Claro que tuvo que pasar por momentos de penuria. La Edad Media y la etapa inmediatamente posterior a la Revolución Industrial fueron momentos críticos para la ciudad. En la Edad Media se inventaron las ordenanzas para responder a los problemas de organización interna y en la etapa post-industrial el resto de instrumentos urbanísticos. Sin embargo, la situación en ambos momentos era muy distinta. La ciudad de la Edad Media, en general, era pequeña y podía mantener una relación muy directa con la naturaleza. El salto a la gran ciudad significó muchas cosas. Hasta tal punto que el salto producido no fue tanto de carácter cuantitativo sino cualitativo: la ciudad rompió la cápsula que la mantenía contenida.


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